CAJA DE HERRAMIENTAS PARA ADOLESCENTES CONFINADOS/AS EN FAMILIA

Te proponemos algo: préstanos 4 minutos y 12 segundos. Estimamos que, día arriba día abajo llevarás confinado/a en casa cinco semanas, o lo que es lo mismo: 50.400 minutos de los que, te pedimos un breve espacio de atención, con el deseo de que lo que aquí te contamos, te pueda ayudar a mirar desde otra perspectiva el tiempo que aún te queda en familia.

A través de este corto, creemos captar lo que seguramente hayas sentido a lo largo de estos días, tal vez incluso antes…pero preferimos hablar de ello después, en caso de que al final de vídeo decidas acompañarnos algún minuto más.

 

¿Me estáis llamando oveja? Te lo explicamos en 9 minutos y 7 segundos de prórroga.

Vaya por delante el más rotundo ¡no!. Sin embargo, desde Hobetzen pensamos que para muchas personas adolescentes como tú, esto días encerrados/as suponen una gran prueba de fuego frente a personas adultas que, al igual que a la oveja, te observan, esperan de ti, piden, a veces exigen, reclaman, cuestionan…poniéndote sin pretenderlo entre la espada y la pared.

Este tipo de situaciones sin duda, pueden dificultar que desarrolles libremente tu manera de ser y de pensar, siendo complicado exponerte frente a tu familia tal cual eres, sin que los momentos tensos y la impulsividad desdibujen tu identidad.

Si yo fuera el protagonista…

¿Cómo crees que se habrá sentido la oveja ante una situación de tanto control y poca escapatoria aparente? O mejor dicho ¿sabrías identificar la emoción que te ha generado a ti? Tal vez angustia “¡que me dejes en paz!”, quizás enfado “yo haré lo que me de la gana, quién eres tú para decirme nada” o tristeza “pobre, no puede hacer nada con padres así”, impotencia “¡se iban a enterar! yo les daba un grito que les quedaba claro quién manda”.

Habrá muchas emociones más que se te hallan activado, incluso más de una a la vez…¡en tan solo 4 minutos con ovejas animadas! Por ello ¿qué no se te puede activar en la convivencia continuada con humanos de carne y hueso?

Cada emoción tiene una función y una fuerza determinada por lo que, dependiendo de cómo nos sintamos, los sentimientos dirigen nuestras acciones hacia diferentes respuestas hacia el exterior.

 

Seguro que sabes a qué nos referimos: cuando te siento triste, tal vez te percibas con menos fuerza para hacer cosas o comunicarte, mientras que, cuando estás alegre, cuentas con la energía necesaria para la acción y la interacción.

Pero en esta ocasión, nos interesa saber qué pasa cuando te sientes, agobiado/a, enfadado/a, con rabia, irritable, cansado/a… emociones normales ante la peculiar situación de encierro que vivimos ¡en familia!

 

Las no ovejas y las ovejas también tienen emociones

Ha quedado claro que no eres oveja, aunque tal vez tu físico sea igual de criticado que en el vídeo o tus palabras suenen más a muuuuu que a beeee para tu familia. Pero está claro que tienes sentimientos y en ocasiones necesitas sacarlos al exterior a través de diversas formas. Imagínate en el siguiente escenario:

Día 49, llevas 7 semanas o 70.580 minutos en casa con la familia sin salir. La convivencia con tu familia no-oveja hace que sientas muchas de las emociones citadas arriba, hasta el grado que tu cuerpo comienza a dar señales de ello:

  • Respiras de forma rápida y en ocasiones pareciera que te falta el aire.
  • El corazón bombea con tanta fuerza que incluso puedes percibir su latido en el cuello.
  • Tu temperatura corporal es más alta (y no, no es fiebre) tu cuerpo está reaccionando a tanta activación. Sin embargo, puede que la boca esté más seca.
  • Estar quieto te cuesta trabajo, parece que necesitaras moverte para lograr la calma ya que la musculatura está cada vez más tensa.
  • Y no digamos tu cabeza: los pensamientos van a mil/hora. Eso te impide escuchar atentamente los mensajes que llegan de fuera (tal vez tu madre repitiéndote que le hagas caso, tu padre diciéndote el mismo mensaje de siempre…)

¿Sabrías anticipar tu respuesta futura ante una situación así? Explotar, contestar, gritar, dar un portazo, tirar algo, lastimarte, pegar una patada, agredir…si en tu cabeza hay una sola opción de las citadas, te invitamos a que sigas leyendo un poco más.

Controlar los impulsos: poder elegir las batallas con inteligencia.

Es difícil tener el control de todos los impulsos ya que los mencionados anteriormente forman parte de lo que podríamos llamar respuestas impulsivas. Esas que se hacen “en caliente”, cuando el cuerpo está activado de la manera en la que hemos visto.

Desde Hobetzen tenemos claro que es imposible no sentir y por tanto no reaccionar a nuestras emociones, sobre todo ante situaciones que percibimos estresantes, de amenaza o ataque.

 

Sabemos además que, son respuestas que suceden muy rápido pero con gran intensidad, dejando tras de si como un huracán: 1-mayor descontrol (comenzar una discusión familiar, destrozos materiales, daño físico) y 2-reactiva una serie de emociones molestas: culpa, mayor enfado, arrepentimiento, tristeza…que interfieren en tu manera de ser “autentica/o”.

Ahora nos dirás que ponerle límites a la voz interna que a veces nos susurra “adelante, explota” no es nada sencillo. Totalmente de acuerdo. Sin embargo, queremos proponerte un último experimento para demostrarte que, cuentas con las herramientas y mecanismos necesarios para poder controlar tus impulsos y manejar situaciones de tensión, a veces incluso mejor que las personas adultas.

 

Practicar, practicar y practicar… no hay más trucos.

Busca un lugar de la casa en el que puedas estar tranquilo/a a solas. A poder ser colocado/a con la parte de arriba del cuerpo recta para facilitar trabajo a los pulmones.

Toma aire (inspira) y suéltalo (espira) unas cuantas veces de forma tranquila.

Ahora inspira profundamente pero intenta mantener el aire durante 45 segundos antes de soltarlo lentamente contando de uno en uno, 45, 44, 43, 42…hasta 0.

Seguramente en ese tiempo re-experimentes algunos de los síntomas de los que hemos hablado (corazón agitado, tensión muscular, calor…), sin embargo, existe una gran diferencia:

¡Enhorabuena! Has logrado poner control en el descontrol.

  1. Has sido capaz de controlar tu cuerpo y tu mente de manera consciente a pesar de los estímulos externos e internos que interferían como moscas.
  2. Has logrado separar emoción y acción, de manera que, puedes identificar más fácilmente qué es lo que sientes y posteriormente dar respuestas más controladas.
  3. Al desescalar mediante la respiración y soltar la musculatura, has conseguido que el cuerpo entre en estado de mayor relajación, percibiendo tus sentidos menor sensación de alerta, y por lo tanto de tensión.
  4. Y has evitado que tus pensamientos internos y tu impulsividad te dominen. Sin duda has puesto en práctica mucha fuerza de voluntad, mentalización, energía y atención fijada en un objetivo para conseguirlo.

En definitiva, no queremos que a partir de ahora te pongas azul por falta de oxigeno cada vez que percibas tensión o posibles conflictos en casa, pero sí que recuerdes que, gran parte de los recursos para que la bomba no explote están en tus manos. Ponerlos en práctica estos días, puede ayudarte a llegar hasta el final del confinamiento, sin que en la pantalla aparezca un game over antes de tiempo.

 

Te dejamos algunos enlaces a otros artículos de nuestro blog, donde encontrarás alternativas para comunicar tus emociones de manera más positiva, estrategias para manejar situaciones de ira o para gestionar la ansiedad en estos días en los que, más que nunca, la convivencia se parece a un Gran Hermano familiar.