Madres y padres ante el consumo de drogas
Nos centramos en un tema que preocupa mucho a las madres y a los padres: las drogas; ahora que sabemos lo que es la violencia filio-parental y las características de la adolescencia.
Es cierto que el primer contacto con las drogas, de algún modo, puede formar parte de la etapa de la adolescencia, pero también es verdad que este consumo puede conllevar grandes riesgos. Por eso hay que saber encontrar un punto intermedio.
¿Cuáles son las drogas que pueden consumir las y los adolescentes?
Parece obvio, ¿verdad? Porros, cocaína, etc. Las drogas van cambiando pero no es la primera ni la última generación que se encuentra con ellas, como así lo atestigua esta canción de Sabina: “Pacto entre caballeros”.
Y, ¿qué hay del alcohol y del tabaco? Resulta que en nuestra sociedad el consumo de alcohol y de tabaco está normalizado, por lo tanto, muchos progenitores lo ven como parte del proceso de maduración, pero también es algo que deberíamos evitar, pues no dejan de ser drogas con potenciales graves consecuencias.
Para hacernos una idea, las consecuencias del consumo pueden ser tanto biológicas (alteraciones del sistema nervioso y distintos órganos, deterioro de la salud), como conductuales y cognitivas (cambios de comportamiento, proyecto de vida…) y/o sociales (relaciones, comunicación, tensión familiar, conflictos sociales, etc.), teniendo en cuenta que las consecuencias variarán dependiendo de la sustancia y el nivel de consumo.
¿Es habitual consumir drogas?
¿Qué es eso de “normal”?
La adolescencia es una etapa en la que, como bien decíamos en el artículo de las características de la adolescencia, empiezan el proceso de individualización, a experimentar, a conocerse a sí mismos/as y crear su propio camino
Para ello, deben aprender qué está bien y qué está mal, por eso decíamos también, que hay que dejarles avanzar para que puedan equivocarse y aprender de sus errores, como Alicia en el cuento de Lewis Carroll, ya clásico de nuestros posts.
Pero no os olvidéis de limitar el camino, de darles pautas para ir formándolos/as, es decir, de informar y trabajar en la prevención. La mayoría de las veces, los adolescentes que prueban las drogas en alguna ocasión dejan de consumirlas, aunque es cierto que se suelen tener que caer varias veces para que finalmente no vuelvan a tropezar con la misma piedra.
¿Por qué consumen tóxicos?
Ya en la década de los 90 el grupo andaluz Reincidentes hacía un repaso de las drogas y los por qués de su consumo, en su canción «Vicio«:
- Para poder entender mejor estas conductas, es importante analizar el por qué o para qué de estos consumos. Pues bien, lo primero a tener muy claro es que cada persona es un mundo, por lo tanto no podemos pretender dar la misma razón a cada adolescente.
- En muchas ocasiones, el consumo no es más que mero experimento, como hemos hablado anteriormente. Simplemente sienten la curiosidad de qué será, cómo sabrá, qué se sentirá.
- Otra razón muy común, probablemente muy asociado a nuestras tradiciones, es el consumo recreativo, es decir, para buscar diversión y placer. Si este consumo no va más allá, es decir, que desaparece tras periodos breves y no favorece otras conductas de riesgo, no habrá ningún problema.
- Si esto no se controla y se les va de las manos, entonces habría que prestar especial atención, ya que corre peligro de desarrollar una dependencia psicológica y/o física. Cuando estos consumos empiezan a ser realmente graves, es cuando causan serios problemas tanto en el bienestar del propio individuo como en su entorno.
- Además, muchos casos de consumo vienen de una falsa necesidad del consumo de ciertas sustancias para sentirse capaz de sobrellevar el día a día. Esto sería la dependencia, que a pesar de estar viendo sus efectos negativos, son incapaces de dejarlo.
Y, ¿por qué está pasando en esta época?
Pues por una parte, podemos fijarnos en que la economía familiar ha mejorado y, además, la libertad que se les da a los y las adolescentes es mayor que la que en generaciones anteriores no se les daba. Todo ello les lleva a realizar actividades o integrarse en ambientes desde muy jóvenes, por lo que lo más probable es que no hayan alcanzado la madurez necesaria para llevarlas a cabo.
Por otro lado, factores personales como la autoestima, tienen una gran influencia sobre conductas problemáticas. El especialista en educación Rick Lavoire utiliza la idea de las fichas de póquer para explicar esta idea. Habla de que la autoestima es como la posesión de fichas de póquer:
“Cuando tienes muchas fichas tendrías una buena autoestima y, por el contrario, una baja autoestima supondría una cantidad menor de fichas”
Entendido esto, habla de la adolescencia, de lo que supone cada situación en la escuela, de las broncas en casa, suspensos, exámenes, etc. Todas estas situaciones restan un número de fichas, unas más que otras.
El asunto es que teniendo muchas fichas es igual que viva esas situaciones, pues aún tendría suficientes para hacer frente al resto del día. Pero cuando tienen pocas fichas pueden tener dos opciones:
- Guardar sus fichas como oro en paño para reservarlas para una situación en la que tenga que apostar más (no quiere ir al colegio, no se relaciona, no participa, etc.)
- O se arriesga y lo apuesta TODO (malas compañías, drogas, autolesiones, etc.)
Vamos a poner un ejemplo:
Pongamos que tu hijo tiene pocas fichas y se le cae la leche en la cena, le echas la bronca (-10mil fichas), le dices que no vale para nada (-20mil fichas), le reprochas no haber recogido la habitación (-5mil fichas), etc.
Pero al ver que se ha ido dolido y recapacitas, le pides perdón (+20mil fichas), te sientas con él, le das un abrazo y le dices que le quieres.
Supongamos que con todos los gritos que has pegado le has quitado unas 40mil fichas, pero con la charla del perdón solamente le devuelves 20 mil. QUEDAN 20mil fichas en negativo para su autoestima.
Esto es parte de lo que puedes hacer. Pero no sólo son los padres y madres quien restan fichas: está la profesora, la conductora del autobús, el dependiente de la frutería, etc. Cualquiera puede restarnos o sumarnos fichas a lo largo del día.
Factores de riesgo y protección ante las drogas
Se entiende como factor de riesgo aquella característica o atributo individual, contexto ambiental o situación que incrementa la probabilidad del consumo de drogas.
Los factores de protección, por el contrario, sería aquella característica individual, situación o contexto ambiental que inhibe, evita o disminuye dicho consumo.
Dentro de los factores de riesgo se encontrarían los siguientes:
En el caso de los factores de protección, podríamos hablar de la prevención, pues engloba todas las medidas tanto informativas como educativas dirigidas principalmente a las personas que ya han tenido contacto con las drogas.
Se pueden identificar tres niveles de actuación preventiva:
- Universal, dirigidas a la población en general.
- Selectiva, destinadas a una población más vulnerable.
- Indicada, orientada a las personas que ya han desarrollado conductas problemáticas.
Pero, ¿qué es prevenir en esto del consumo de tóxicos?
Prevenir consiste en anticiparse a la aparición de un problema, es decir, localizar los factores que puedan provocarlo e intervenir en ellos. Sin embargo, no consiste únicamente en informar, sino en educar, es fomentar el desarrollo de habilidades y recursos personales que puedan reforzar a las y los adolescentes y disminuya la vulnerabilidad frente a las presiones que ejerce el propio entorno para estimular el consumo de drogas. Por lo tanto, implica:
- Reforzar su autoestima (se detalla más adelante)
- Fomentar alternativas varias para no tener tanto tiempo libre, el cual utilizan para dicho consumo.
Y, ¿qué podéis hacer con el tema de las drogas como madres y padres?
Para empezar, no tener ningún problema en hablar sobre este tema con vuestras hijas e hijos. Muchas veces, hablar sobre las drogas con vuestros hijas/os produce cierto rechazo, ya que creéis no tener el conocimiento o la habilidad suficiente como para informarles adecuadamente, lo cual supone un sentimiento de inseguridad. Hay quienes piensan, incluso, que:
“El simple hecho de hablar sobre las drogas con ellas/os puede estimular su curiosidad y aumentar la posibilidad del inicio al consumo“
REALMENTE NO es así.
Y no solo eso, sino que si no les hablamos nosotros del tema buscarán la información por otros medios, lo cual puede ser más perjudicial.
Eso sí, hay que ver cómo se hace, es decir, al ser un tema que nos genera inseguridad, miedo e incluso enfado, esto nos lleva a hablar de una forma más seria, incluso a convertirlo en un sermón, reproches o discusiones. En este caso simplemente intentarán evitarlo a toda costa.
Por todo ello, os damos alguna orientación de cómo sí acercarse a hablar sobre ello:
- Elige un momento tranquilo, que no haya prisas, donde estéis solos/as
- Pregunta qué sabe y qué no sobre el tema, para adecuarte a su nivel: de posible consumo, conocimiento, miedos, mitos, etc.
- Muestra una actitud de escucha activa, mirando a los ojos y abriendo bien los oídos. Recuerda que quieres saber, no reprochar o culpar.
- Puede decirte que lo hace para dormir, o que no le gusta beber pero lo hace por presión de sus amistades, que consume porque se aburre o para evadirse, etc.
- En función de lo que hayas oído, adecúa tu discurso hacia aconsejarle, orientarle, darle información, reforzar conductas de prevención de riesgos mayores, etc.
- Recuerda que quieres poder volver a hablar. Allana el terreno.
- Con tiempo, ya decidirás si tienes que retomar la conversación, tomar alguna decisión, poner nuevas normas y consecuencias, etc.
¿Cómo podéis desarrollar vosotros/as mismos/as los factores de protección?
Básicamente siendo un apoyo para ellas/os y guiándoles de una manera más asertiva. Esto quiere decir que:
- Se les preste atención: y no sólo a sus estudios, si no a sus amistades, sus gustos, sus miedos, necesidades, aficiones, problemas, alegrías, etc.
- Se le den más importancia a las características positivas del hijo o de la hija y menos a las negativas: reforzar el trabajo que hacen bien y reconocer sus éxitos, por ejemplo.
“Si a mi hijo se le da genial utilizar el destornillador, aflojaré todos los tornillos de la casa y le diré que nadie lo hace tan bien como él”
- Controlaros vosotros/as también, hablar de forma calmada, darles espacio para reflexionar
- Hacerles ver que las cosas no siempre serán como quieran o incluso redactar juntos las normas y las consecuencias. Eso sí, no dejará de haber normas, ni dejará de haber consecuencias, solo que estas, aparte de no aplicarlas de forma rígida y autoritaria, se ajustarán a su edad y situación.
¿Y si parece que tiene un problema serio con las drogas?
De todas formas, si tu hija o hijo tiene niveles altos de consumo y/o problemas asociados (robos, trapicheos, violencia, trastornos mentales, etc.), no dudes en ponerte en contacto con la médica o el médico de cabecera así como con profesionales o entidades especializadas.