SEPTIEMBRE: ENTRE FINALES Y PRINCIPIOS
Septiembre. Entramos en un mes con doble sentido en el que los finales van dando lugar a incipientes inicios. Podríamos decir que en muchos aspectos, se trata de un mes lleno de encrucijadas que dejan huella sobre todo a nivel familiar. Aún sentimos los últimos coletazos del verano, cuando el cerebro va entrando en modo “preparación”: para comenzar nuevos cursos, adaptaros a otra rutina, enfrentaros a dificultades que estén por venir…
Como madres y padres, llegáis hasta aquí tras unos largos meses en los que la convivencia entre los miembros de la familia e incluso la pareja aumenta en tiempo y frecuencia, lo cual os lleva a experimentar multitud de emociones acumuladas en apenas 30 días donde, expectativas y realidad marcan el clima con el que iniciáis el otoño en muchos hogares.
REPETIMOS LO QUE NO SOLTAMOS
Los/las profesionales del Centro Hobetzen (donde se realiza el Programa de Intervención Familiar Especializado en Violencia Filio Parental de la Diputación Foral de Bizkaia) no somos ajenos a los estragos que acarrea el final de verano. Sin embargo, creemos también en la potencialidad de las etapas de transición como trampolines hacia el cambio.
Hemos observado durante años de interacción con familias cómo, ante lo desconocido recurrís al refrán “mejor malo conocido…que bueno por conocer” como dogma de fe frente al temor que os suscitan los cambios, tanto los pequeños como los de mayor calado.
Y es que, cuanto mayor es el miedo, con más fuerza tratamos de auto convencernos a través de pensamientos racionales de lo poco aconsejable que es moverse o introducir modificaciones en aquellas pautas de relación que nos desagradan.
Este tipo de respuestas casi automáticas, resultan más que normales y son resultado de una rápida valoración sopesando el peligro al que os enfrentáis (que soléis identificarlo como elevado) frente a los recursos con los que creéis contar (normalmente percibidos como mínimos).
Estamos seguros de que alguna vez habéis pasado por esa situación desde vuestro papel de madres y padres, por ello, trataremos de analizar algo más en profundidad elementos que subyacen a ese mecanismo tan arraigado como limitante en vuestro día a día.
CONTROL Y FRUSTRACIÓN, COMPAÑEROS QUE VAN DE LA MANO
Los padres y madres que tengáis hijos/as sumidos en la adolescencia sabréis a estas alturas la resistencia que expresan y que, curiosamente en septiembre, parece generalizarse al resto de franjas de edad presentes en casa para asumir a la primera y sin rechistar (no digamos con alegría) las obligaciones del nuevo curso.
Desde vuestro cerebro de personas adultas dotado con mayor estructura anticipatoria que la de los jóvenes, este tipo de resistencias os suele conectar con la frustración y con el enfado: “¿Por qué no pueden hacer a la primera lo que se les pide y colaborar con la familia?, ¿No son capaces de ver el esfuerzo que nos supone en nuestro día a día organizar el suyo?…
Podríamos seguir enumerando un sinfín de pensamientos que paradójicamente suelen conduciros a una única reflexión -> Es necesario aumentar el control sobre nuestros hijos/as para conseguir que cumplan con nuestros objetivos.
Aplíquese esta premisa a la hora de: recordarles que hagan la cama- preparen las mochilas- se interesen por los nuevos horarios- lleguen a la hora a casa- estudien de manera voluntaria- no discutan en la mesa con su hermano/a…
La frustración mal manejada y la incapacidad para controlar las reacciones desemboca muchas veces en respuestas agresivas con consecuencias de magnitud mayor al motivo de origen de las discrepancias.
Por ello, desde aquí creemos importante recordar que para vuestros/as hijos/as modificar nuevas rutinas que llevan parejo un escenario de menor libertad y de mayor control, también les conecta directamente con un sentimiento de indefensión vivenciando las relaciones familiares con gran frustración.
INTUICIÓN, INTUICIÓN Y MÁS INTUICIÓN
Esos dos ingredientes son suficientes para hacer de la convivencia una experiencia similar a la casa de los horrores. La no consecución de objetivos deseados tanto por vuestra parte como por la de vuestros hijos/as hace que rápidamente se recuperen antiguos patrones que influyen en la motivación al cambio:
- Estilos de comunicación basados en el reproche o la ofensa.
- Profundo sentimiento de no pertenencia a la familia.
- Sensación como madres y padres de estar haciendo las cosas erróneamente.
- Interpretación de que la crianza supone un esfuerzo más allá de las capacidades.
- Arrepentimiento de actuaciones descontroladas.
- Situaciones críticas en las que la violencia juega un papel determinante en la manifestación de un malestar.
- Generalización del malestar a otras áreas de la convivencia: pareja, hijos/as con los que no se ha tenido el enfrentamiento, trabajo, etc.
El sufrimiento a nivel emocional os suele conducir a las familias a adoptar estrategias defensivas, enfocadas en las carencias, ausencias u obstáculos.
HASTA AQUÍ BIEN, PERO ENTONCES LA SOLUCIÓN ¿ES?
La búsqueda apresurada de soluciones eficaces y que dejen el menor daño colateral posible, forma parte del tercer ingrediente que puede amargar el sabor estival.
Nuevamente la rapidez de ideas y la concatenación de posibles soluciones en ocasiones se vuelve para vosotros/as y para vuestros/as hijos/as un nuevo problema. Las situaciones estresantes suelen haceros creer que, repensar el problema de manera continua en la búsqueda de soluciones perfectas es la única vía para salir del sentimiento de angustia al que llegáis. Sin embargo, cuanto más soluciones no exitosas intentadas en un corto periodo de tiempo, mayor es vuestra angustia y bloqueo personal.
Desde el Centro Hobetzen queremos alentaros a entrar en esta nueva etapa desde la calma y la paciencia que requieren los momentos de transición. Tomar decisiones desde ese estado de calma os permitirá observar la situación con mayor apertura y flexibilidad, pudiendo incluso verbalizar con la otro figura cuidadora o con alguna persona de confianza las dificultades identificadas en la búsqueda de opciones más enriquecedoras.
En nuestro blog encontrareis otras muchas estrategias para afrontar los meses venideros con optimismo, claridad y energía, redescubriendo y poniendo en práctica muchos de los recursos con los que contáis.
No queremos dejar fuera de esos ingredientes indispensables el humor, recordando con este corto vídeo que, en toda familia hay siempre un septiembre del que aprender, compartir y disfrutar.