A padres y madres
La violencia filio parental comienza con insultos, descalificaciones frecuentes o pequeños hurtos y pueden encaminarse poco a poco, hacia situaciones más graves en los que la hija o el hijo pega a su madre y/o su padre.
Es difícil y doloroso admitir y aceptar que tu hijo o hija te agrede. Y el mantenerlo en secreto puede llegar a tener sentido en muchas madres y padres, por miedo a las represalias de su hijo o hija.
No pedir ayuda hace que esta violencia se mantenga, y que habitualmente vaya a más, lo que genera gran malestar en todos los miembros de la familia, así como un gran deterioro de la relación entre todos y todas.